martes, 13 de abril de 2010

YA NO QUEDA ESPERANZA

Salí a la calle como cada día,
pero en la calle, no había nada, excepto gente,
así que volví a mi apartamento,
y justo en el momento de abrir la puerta
vino a mí una ráfaga de olor a resaca y vino rancio.
-hogar, dulce hogar- pensé para mis adentros.
Me tumbé en mi apacible cama de raídas sábanas,
y lo siguiente que supe es que estaba bebiendo vino barato.
Miré a mi lado y allí estaba Linda.
Linda era una de aquellas mujeres horribles,
que sin saber por qué,(o si) me atraían.
Allí estaba ella, sentada a mi lado en la cama,
bebiendo también vino de tetra-brik.
No hablábamos, sólo nos rozábamos de manera torpe y casual.
yo lo único que quería era tumbarla allí mismo y
besarla y echarle uno de los buenos…en fin.
Pero lo único que hacíamos era mirarnos y sonreírnos,
como si tuviéramos todo el tiempo del mundo para jugar a creernos jóvenes.
Linda por fin habló: cuéntame algo divertido-me dijo.
Yo en lo único que estaba pensando
era en arrancarle las bragas y violarla allí mismo,
por que no había nada que decir, no había nada por lo que fingir,
no había nada divertido, ni aburrido que valiera la pena compartir,
excepto el vino tinto y las manchas de moho en mis sábanas.
ya no quedaba esperanza ni en mi propia casa.
Por fin me pareció que decía: -¡bésame ya, joder!
-¿por qué crees que estoy aquí, maldito cabrón?
Pero no era cierto, no había dicho nada,
sólo habían sido las voces de mi autosugestión.
Al poco rato, nos acabamos el vino y el vino acabó con nosotros.
Ella se quedó dormida, yo fui al wáter y me puse a cagar.
La esperanza se esfumaba por el retrete.
Pensé: tal vez debería haberle dicho que me besara.
Tal vez debería haberme lanzado yo.

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